miércoles, 2 de febrero de 2011

Capitulo 2: Al agua patos.

Hoy no llego tarde. Llevo mi uniforme como siempre y me veo estúpida. Pero peor es el de hacer deporte. Llevo el nombre de mi instituto hasta en los calcetines. Me distraigo mientras camino por el pasillo, pensando en que hoy hay natación. La clase empieza a las ocho y media y son y cuarto. Todas las chicas llegan pronto para cambiarse. En el vestuario están Emily y Rachel. Como siempre se están discutiendo:
-Mira Rachel, solo te pido que me respetes.
-Vale, yo te respeto pero es que soy muy risueña. No lo puedo cambiar.
-Ya lo se que eres risueña, pero hay una cosa que es reír y otra que es mofarse.
-Oye, que en ningún momento me quería mofar de ti, eh.
-Pues lo parece.
-Pues no, Emily. Eres mi mejor amiga. No me mofo de ti, solo que hay comentarios que haces que me hacen gracia.
-Parece que sea una gilipollas.
-No eres gilipollas.
Tengo que intervenir, me meto donde no me llaman pero soy así:
-Chicas, ¿estabais discutiendo lo bien que le queda el bañador al profesor?
Empiezan a reír. Dejan a parte la discusión. Me siento en un banco y me empiezo a desvestir.
-Uh, Emily. ¿Y ese bañador?
-¿Qué le pasa?
-Nada, que es un poco provocativo.
-Es para el novio- digo en plan jocoso, para divertirme.
-Ya empezáis otra vez. Es que no os puedo explicar nada.
Entonces me pongo seria.
-Si claro, seguro que es mejor que confíes tus secretos a otras, ¿verdad?
Entonces seguimos discutiendo. Emily no sabe que contestar. Se hace un silencio.
-Sabes que no son mis mejores amigas, esas lo sois vosotras.
Si algo tiene Emily es que quiere quedar bien con todos, cosa que a mi me haría falta de vez en cuando.
-Bueno, dejemos estar el tema- intento frenar.
-Es que te molesta todo- dice Rachel.
-No es eso, pero es que siempre soy yo de la que os reís- Emily parece preocupada.
-No nos reímos de ti. Para eso está Caroline- interviene Rachel.
Entonces todas reímos, ¿quién es capaz de hacer esos comentarios tan ingeniosos? Nadie, excepto Rachel.
Nos acabamos de cambiar, miramos nuestras bb y las cerramos en nuestras respectivas taquillas.
En la piscina nos espera el profesor de educación física. Es guapísimo. Entonces aparece el grupo de chicos. Hacen piscina en otro carril. Veo a Jake. Nunca me había fijado en él. Tiene unas abdominales definidas. Está moreno. Su espalda es ancha. Tiene un bonito cuerpo.
-Eh, ¡¡¡¡Nicoooooole!!!! Te toca.
-¿Qué?-digo confundida.
-Que te tires a la piscina y hagas crol.
-Ah, lo siento, me he despistado.
Me tiro a la piscina, el agua está helada, aunque me va bien para despertarme. Madre mía. No puedo dejar de pensar en él.
Me molesta el bañador, se me sube. Todas llevamos bañadores parecidos, negros y con el nombre del instituto, para variar. Pero todos son ceñidos. No tengo nada en contra de la ropa ceñida, pero me ta vergüenza llevarla delante de los chicos.
Llego hasta el final de la piscina y salgo por la escalera. Antes de subirla del todo, alguien me tira del pie. Es Jake. Grito del susto, me resbalo y caigo encima de él. Nos hundimos los dos. Oigo un pito debajo del agua. Tengo los ojos cerrados, aunque se que he chocado contra el cuerpo de Jake. He perdido el gorro. Al reaccionar, me impulso hacia la superficie.  Encuentro a Jake con mi gorro en la mano y me dice:
-Nicole, perdona.
-No hace falta que pidas perdón.
El profesor ya estaba allí, ¡maldita sea!
-Fuera de la piscina los dos- dice con tono autoritario.
Los dos obedecemos, salimos y nos sentamos en el muro.
-Se os ha acabado la clase por hoy. Después haremos horas extras, ya veréis que divertido.
-Gracias- le susurro a Jake.
-Ha sido un placer.
-Para mi no lo es.
-Yo que creía que te gustaba.
Me quedo sin palabras.
-¿Que dices? Tu estás mal.
-Ya, claro nena.
-No me hables en tono machista.
-No soy machista, guapa. Es una muletilla. Solo intentaba entablar una conversación.
-Perdone usted.
-Perdonada.
Miro de reojo a Jake. ¿Se está divirtiendo? No entiendo nada. No le conozco y no se como interpretar todo esto.
Al final de la clase, el profesor se acerca hacia nosotros. Y nos dice:
-Chicos, no se que hay entre vosotros. No os puedo permitir que en mis clases hagáis el tonto. Vais a hacer diez piscinas cada uno, después limpiareis el vestuario.
Los dos asentimos.
Me pongo el gorro. Voy hacia el trampolín y hago diez piscinas. Cansada, salgo por las escaleras y veo a Jake estirado en el suelo. Voy hacia él. Tiene los ojos cerrados. Me asusto. Me arrodillo y me acerco a él. Empiezo a gritar, histérica:
-¡¡¡¡¡¡Jake, Jaaaaaaaaaake!!!!!!- Pongo su cabeza en mis piernas.
Abre un ojo y hace una sonrisa. Le empujo.
-Gili..-me tapa la boca.
-No se dicen palabrotas- me susurra al oído con voz tierna.
Rápidamente me coge la mano que tengo suelta. Tiene buenos reflejos, el chaval. Destapa mi boca y marcha corriendo hacia los vestuarios. Le persigo por los pasillos de la piscina. Parecemos dos críos.
-¡Jake! ¡Para ya!
-Atrapame.
Al llegar al vestuario de chicas, Jake es mas rápido que yo y entra.
-Maldita sea, Jake, ¡para ya!
Entro al vestuario, no veo a Jake. Voy hacia mi taquilla y lo veo escondido en una esquina. Me coge del brazo y me acerca a él.
-Me encanta hacerte enfadar.
-Eres un estúpido.
-Tu preciosa.
-Gilipollas.
-¿Namás sabes decir palabrotas? Te voy a tener que lavar la lengua con jabón.
Jake se acacha y me carga como un saco de patatas. Pataleo como una niña, intentando bajar.
-¡¡¡Jake, bájame!!!
-¿O sino qué?
Le doy una patada. Parece que esta vez le he hecho daño, pero sigue caminando. Entra a la sauna. ¿Qué coño hace?
-Te voy a matar.
-Será un placer morir si eres tu quien me mata.
Cierra la sauna y en ella me deja sentada a un lado.
-Mira, aquí las cosas están como en mi cabeza.
Tiene comentarios ingeniosos, no lo voy a negar. Se me escapa la risa. Se sienta a mi lado. Se queda callado. Miro sus ojos claros, hacen contraste con aquel pelo oscuro y su piel morena.
-Así de cerca eres más guapa- me dice bajito.
-Así de cerca eres más imbécil- contesto.
Esboza una sonrisa. Sus dientes son blancos y perfectos.
-Eres odioso. Va, me tengo que ir. Tenemos que recoger los vestuarios.
Al final cede y me deja marchar. Entro en el vestuario de chicas y cierro la puerta para que no me gaste ninguna broma pesada. Vaya tela.
Después de todo, creo que me está empezando a gustar.

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