sábado, 25 de diciembre de 2010

Capitulo 1: ¡Imbécil!

-¡Nicoooooole, no te lo voy a repetir, o te levantas o llegarás tarde!- dijo mi madre.
-Si mamá, te he dicho que ya voy- grité desde mi habitación.
Con los ojos aún cerrados me escurrí entre las sabanas y salí de mi cama desorientada. ¿Qué hora era? Miré hacia el reloj mientras mis tripas gritaban y me percaté de que eran las ocho menos diez. Me metí en el baño y de un portazo cerré la puerta. Me aseé y me vestí a toda prisa. Me peiné mi melena como pude. Al salir del baño corrí escaleras a bajo y llegué a la cocina. Todos estaban desayunando, pero a mi no me daba tiempo. Cogí una tostada y volví hacia arriba. En mi habitación me colgué la mochila en la espalda. Cogí una chaqueta y las gafas de sol. Con ello ya puesto busqué el monedero, las llaves, el neceser y mi black-berry. Entonces, como un cohete, salí disparada hacia el garaje mientras chillaba un ''Adiós a todos. No me esperéis para comer, llegaré tarde. ¡Os quiero!''. Me monté en mi mini speedester usado y lo arranqué. Volví a mirar el reloj, las ocho y dos. Llegaría a tiempo después de todo.
Ah, me he olvidado decir a donde iba, ¿verdad? Pues al instituto, St Peter High School of California. Vivo en San Francisco, California. Mi instituto está unos veinte minutos de casa. ¿Algo más? Ah, si. Tengo 16 años. Lo demás no creo que lo queráis saber.
¿Por donde iba? En el coche, llegando a el instituto. Me paré en un semáforo, los odio, los hay por todas partes. Mientras tanto, me dediqué a mirarme en el retrovisor. Saqué mi bb de la mochila y miré a ver si tenia algún mensaje. Una llamada perdida de Rachel y un mensaje de Emily. Ponía: ''HEYA! dnd stas? llgs trde, t sperams en l prta.XO''. El semáforo se puso en verde y salí pitando hacia el instituto. Llegué y dejé el coche en el aparcamiento. Me colgué la mochila al hombro y subí las escaleras del edificio como si me fuese la vida. Allí estaban Emily y Rachel, mis mejores amigas. ¿He comentado que llevamos un ridículo uniforme con falda?
Emily es buena amiga, tiene los ojos de color marrón y verde. Es muy simpática con todo el mundo y siempre queda bien con ellos, de eso las confusiones de la mayoría de los chicos. Podría decir que muchos chicos se fijan en ella, aunque ella no se percate nunca.
Rachel es diferente. Es muy risueña, todo se lo toma con humor. Es la mejor terapia para cuando estas deprimida. Rachel es diferente de Emily, por eso siempre discuten.
Yo soy diferente, más bien, rara. Siempre me han gustado los demonios, el anarquismo y barbaridades varias. Tengo un concepto de la muerte muy sano, aunque mis amigas no lo entienden. Aún así, siendo un poco especial, creo que me aceptan tal y como soy. Soy desconformista y cabezota y a veces un poco borde. Soy reservada, odio que la gente sepa de mi vida, ¿qué les importa? Que cotilleen sobre otros. Creo que las únicas en las que confío son en mis amigas, si ellas me traicionasen me harían mucho daño.
Dejamos los libros en la taquilla, cogí únicamente los de la primera hora. Las tres entremos en clase. Siempre nos sentamos juntas, y hoy también. Nos dirigimos hacia el final de la clase. Emily y Rachel se sentaron en los traseros y yo en el de delante de ellas. Siempre estaba sola en aquella clase, aunque nos tirábamos notas.
Las primeras clases fueron rápidas. Entonces llegó el desayuno. Cogí mi monedero y fui hacia la maquina del pasillo. Emily y Rachel estaban en sus respectivas taquillas cogiendo su desayuno. Abrí el monedero, cogí una moneda y la fui a meter en la maquina pero se me cayó al suelo. Me agaché pero ya no estaba. La había cogido un chico, moreno de ojos claros, fuerte, guapo.
-¿Qué coño haces?- le grité.
-Ten, tu moneda-dijo con voz masculina.
Se la arranqué de las manos y me giré.
-Eh, se dice gracias.
-De nada.
Se acercó a mi espalda y me giré. Entonces su rostro estaba a escasos centímetros del mio. Olía muy bien.
-No me tomes el pelo, mm..
-Nicole.
-Nicole.
-No te lo tomaré cuando no parezcas un acosador, ...
-Jake.
-Jake- dije con un aire de chuleta.
Se apartó de mi y se fue. Me giré a la maquina, inserté la moneda y saqué un zumo de frutas.
Fui hacia mis amigas. Emily tenia una amplia sonrisa en su cara. Rachel reía.
-¿Ya has encontrado un lío?-preguntó Emily.
-No es ningún lío, es un imbécil.
-Uuuuhhh! Te ha gustado, eh-dijo Rachel.
-¡He dicho que no!-dije enfadada.
-Pues era guapo-dijo Emily.
Le eché una mala mirada. Ella podía conseguir al hombre que quisiera. Le pegaba el típico quarterback buenorro.
Empezaron a reír. Las dejé atrás y fui hacia la mesa. Se sentaron Rachel y Emily conmigo.
-Vale, pero Nicole, no lo niegues. Es guapo.
Lo vi a lo lejos, con la corbata mal puesta y la camisa por fuera, con sus amigos, riendo. Entonces levantó una mano y me saludó. Aparté la mirada de allí.
Emily había visto el saludo.
-¿Guapo solo?
-Eh, Emily, no te pases- dije.
Emily reía.
-¿Qué te ha dicho para que lo odies tanto?- dijo Rachel.
-Vacilarme.
-No lo niegues, te pone- dijo Emily.
-¿Qué? ¿Que me pone un niñato guapísimo que va de malo?
Empezamos a reír a la vez.
-Vale chicas, es guapo, me atrae físicamente, pero es gilipollas.
Sonó el timbre y volvimos a las clases.
El día fue muy largo. A la salida del instituto fuimos a comer a un restaurante las tres juntas. Después nos fuimos a casa. Aquella tarde me dediqué a hacer deberes, estudiar, recoger mi habitación...
Estaba muy cansada. 

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