jueves, 17 de febrero de 2011

Capitulo 5: Menta.

En clase no presto atención. Me coloco un auricular por debajo de la ropa, de manera que no se vea. El profesor habla mientras yo escucho una canción titulada Born again de Ricky L y MCK(rmx). Espero impaciente la hora del desayuno, a media mañana para explicarles lo ocurrido a mis amigas. Justo cuando suena el timbre, Emily y Rachel se acercan a mi mesa.
-¿Nos lo puedes explicar todo?- dice Emily.
-Si.
-¡¡¡Venga!!!
Cojo todos mis libros y de camino hacia la taquilla les explico:
-Bueno, ayer Jake me dejó una nota encima del coche. Decía que le habíais dado mi teléfono a él- las miro.
-El chico estaba interesado- responde Rachel con una sonrisa.
-Total, que fui a recoger a mi hermano a béisbol porque todo el mundo estaba ocupado, menos yo, según mi madre. Allí conocí a Kevin, el entrenador de mi hermano. Da la casualidad de que juega en el equipo del instituto. El chico es simpático, pero es un poco pesado. Pero parece majo- añado para quedar bien delate de mis amigas.-Bueno total, que sacando los libros de la taquilla, para intentar quitármelo de encima tiré una libreta, sin darme cuenta de que estaba llena de hojas sueltas y Jake pasó por allí. La verdad es que no sé de donde salió pero empezó a recoger mis hojas. Se peleó con uno que estaba por allí pisando las hojas y me metí entre ellos, no quería verle pegando a alguien, me habría decepcionado- no lo quería imaginar.
Rachel y Emily tenían cara de sorpresa
-¿Te han castigado?- pregunta Emily.
-Si. Ayudando a las fiestas del instituto. Tendré que asistir a todas. Me han jodido bien.
-Bueno, eso no es para tanto, las fiestas están bien- comenta Rachel.
Rachel siempre ha sido como la típica adolescente de película, coqueta. Emily es diferente de ella, pero en muchos aspectos parecida. Emily es la chica que no se da cuenta de que la miran, que hay alguien a quien le gusta, es inocente pero a la vez, tiene mucha picardía cuando quiere. Aunque nadie supera el desparpajo y el humor de Rachel.
Llegamos al patio y nos sentamos en el césped, hoy hace sol. La gente de nuestro alrededor habla, ríe, cotillea, disfruta de su descanso... Nosotras seguimos hablando.
-Bueno, dejemos el tema- me apresuro a decir antes de que continúen hablando.
-A Emily le han tirado la caña- dice Rachel riendo.
-¡Qué dices! ¿Quién?
-No me han tirado la caña. Es un pesado. No hagas bromas con esto.
-Pero, ¿qué te ha dicho?-pregunto.
-Nada, es un gilipollas.
-No lo conoces para decirle gilipollas de buenas a primeras- digo.
-Pues es un chico que recoge las pelotas de béisbol- explica Rachel.
Echamos a reír por el hecho de que recoja pelotas, no nos reímos del chico.
-A mi no me hace gracia- dice Emily seria.
-Que no nos estamos riendo de ti- dice Rachel.
-Me da igual, no quiero hablar de este tema- zanja Emily.
Me quedo con mal sabor de boca, no le queríamos hacer enfadar ni nada por el estilo. Entonces, saqué mi ipod y me puse los auriculares para escuchar Whenever de BEP. El sol impactaba sobre mi cuerpo y hacia que el frío zarpase hacia otro destino. Entonces realmente no podía pensar en nada más. Estaba quedándome dormida cuando Rachel y Emily se me tiraron encima riendo. No entendía nada pero me reía con ellas igualmente.
Sonó de nuevo el timbre y todo el pasillo se llenó inmediatamente de gente dispuesta a pisar a cualquiera con tal de conseguir lo que desean. Las clases se me hicieron eternas. Cada minuto parecía un año. Mis parpados se cerraban. Estaba muy cansada. La profesora de lengua seguía hablando como una cotorra. al ver que yo no prestaba atención me dijo:
-Nicole, nos puedes ayudar con esta frase.
Yo como no tenía ni idea, dije después de ver que nadie me iba a chivar nada:
-Lo siento, no puedo.
-¿Porqué no prestas atención?- tenia ganas de tocarme las narices.
-Estaba prestando atención pero es que este tema no lo entiendo- me excusé.
-Ya hablaremos de este tema en privado.
Agaché la cabeza de nuevo y seguí a lo mio, me daba igual que aquella clase no me sirviese para nada, total, solo era una en la que no prestaría atención.
La hora pasó más rápido. Todos mis compañeros me miraban mal al salir de clase, pero odiaba a todos aquellos empollones de mierda. Me daba igual lo que pensasen de mi.
Recogí mis cosas la ultima y me apresuré a salir antes de que la profesora se diese cuenta de mi ausencia. No quería hablar con ella. Fui al baño y me cambié de ropa, odio el traje del colegio, ¿lo he dicho?
Allí, en el pie de la escalera del instituto estaba Jake. El sol derretía su piel bajo su camiseta blanca y sus tejanos. Tenía el pelo mojado, supongo que se habría duchado en la clase anterior. Hacíamos clases separadas, únicamente había una en la que dos cursos se juntaban.
Me sonrió y le devolví la sonrisa. El corazón me latía a mil. Quería morir. ¿Morir antes de estar con él? No, que va. Prefería mil veces más estar con él.
-Hola- se acercó a mi y se me acercó para darme dos besos. Pasó su mano por mi dorso, acercándome a su cuerpo y le dí dos besos. Olía a menta fresca, mi olor favorito.
-Hola tonto.
-Eh, ¿y eso a que viene?- dice extrañado.
-Tienes cara de tonto.
-¿Tonto?- se calla y gira la vista.
Me río porqué se hace el enfadado mientras ríe y hace ver que no estoy.
-Era una broma, feo.
-¿Feo? ¿Acaso te parece que este cuerpo es de un tío feo?- se levanta la camiseta y deja ver su torso musculado, sus abdominales y pectorales bien definidos a base de trabajo.
Me acerco a él y bajo su camiseta, pasando mis manos por encima. Mis manos se posan en su nuca, me acerco a él. Su cara y mi cara. Me mira con expectación. Y de golpe giro la cabeza y le susurro a su oreja:
-Odio ser el centro de atención.
Él pasa sus manos por mi espalda y me empuja hacia él de nuevo. Entonces él me susurra:
-Me vas a acabar besando.
-No te lo creas tanto- respondo a su susurro con otro.
Entonces me escapo de entre sus brazos y se queda sorprendido de mi agilidad. Me pongo a correr y él me persigue. Llego a una esquina y me escondo, pasa de largo y no me ve. Entonces se gira y sonríe, persiguiéndome por las calles de San Francisco repletas de gente.  Llegamos a la escuela de nuevo, solo hemos corrido por la manzana, y me meto en el coche. Él entra también y me dice:
-No arranques el coche- está serio.
Me quedo sorprendida.
-¿Porqué?
-Vamos en el mío.
Me pongo a reír porqué pensaba que sería algo más importante. Cierro el coche con todas mis cosas en el maletero, y llevándome todo lo de valor en mi bolso mientras Jake está detrás mio. Agachada, dejando las cosas en maletero me giro y le miro. Le espeto:
-¿Que estabas mirando?
-Tu precioso maletero- dice haciéndome sonrojar.
Acabo de ordenar todo lo que tengo allí y cierro el coche a cal y canto. Jake está más cerca de mí por detrás y me pasa los brazos entre los míos, dice:
-Te voy a llevar a un sitio que no esperas.
Me quedo callada, porque no se que hacer. Suelta sus manos y va hacia el coche diciendo:
-Va, ¡venga! No tengo para todo el día.
Me monto en un jaguar plateado muy bien cuidado. Jake pone la música. Trasteo todas las canciones, viendo que le gusta música hause, como a mi. Pero pongo Bumpy Ride de Mohombi. Entonces llegamos al destino. ¡Qué rápido!
Llegamos a un aparcamiento donde Jake para el coche. Me bajo de aquel lugar con mi uniforme ridículo. Me hace sentir pequeña. Cojo mi bolso y me lo cuelgo. Subimos por un ascensor hasta la planta baja. Allí encontramos una recepción muy lujosa. Un hombre de avanzada edad está en ella. Jake se acerca y pregunta:
-Perdone, ¿una mesa a nombre de Wilson?
-Sí, acompáñenme.
Jake me cogió de la mano y me perdí en mi cabeza al oler menta, al oler a Jake.


viernes, 4 de febrero de 2011

Capitulo 4: ¡Pelea!

En el coche, mientras suena un tema de Tiesto, soy la persona mas feliz del mundo. Sin embargo, al llegar al aparcamiento del instituto y sacar las llaves de contacto, mi humor cambió. Mi corazón latía más rápido por el simple hecho de hecho de pensar que hoy, Jake, me había invitado a comer con él.
Veo a Rachel y a Emily en las escaleras, sentadas. Hablan y ríen, difícil de creer, pero agradable. Les saludo con la mano y ellas me responden con unas anchas sonrisas. Camino rápido entre la gente. Llego hasta ellas, como cada mañana y les digo:
-¡Hola!
-Hola -contestan a unisono.
-¿Vamos?- pregunto haciendo ademán de subir las escaleras.
-¿No nos vas a explicar que tal va con Jake?- pregunta Emily.
-No tengo nada con él.
-¿Seguro?- pregunta Rachel.
-Si- respondo.
-¿Segurísima? - insiste.
-Absolutamente.
Empezamos a reír, dado que esas preguntas son habituales entre nosotras cuando hay algo por hablar.
-Anda, vamos que llegamos tarde.
Llegamos al final de las escaleras, entramos en el instituto y dejamos las cosas en nuestras respectivas taquillas. Mientras cojo los libros de las tres primeras horas y los pongo en mi mochila, noto una mano en mi hombro. Me giro de sopetón.
-¡Hola!- es Kevin.
-Hola- contesto decepcionada después de ver de que la mano que realmente quería que me tocase era la de Jake.
-¿Como estás?- pregunta con una ancha sonrisa.
-Bien, sin ganas de empezar las clases, pero bien- contesto intentando hacerme la simpática. Después de todo solo es un chico amable que no me ha hecho nada para que le conteste mal.
Me hace una sonrisa, esperando que le pregunte como está él. No puedo fingir tanto, tengo un límite.
-Me alegro. Yo tampoco tengo ganas de hacer clase. Tengo filosofía.
-Vaya-intento disimular pero no tengo mucho éxito. Hasta un ciego se daría cuenta de que mi desinterés supera con creces. Por suerte, veo a mis amigas, unos metros más allá, las saludo con la mano, intentando hacerles ver que es una señal de socorro. No lo pillan, así que decido tomar la iniciativa buscando una escusa para quitármelo de encima.
Todos mis libros van a caer al suelo. Se esparcen mis hojas por el pasillo. La gente no se para a recogerlas, siguen avanzando. En este mismo instante los asesinaría, uno por uno, les pegaría mil tiros en la cabeza, hasta matarlos a todos. ¡¡¿¿Que no ven que se me han caído todas las malditas hojas??!! Nadie se para. Me agacho junto a Kevin a recoger las hojas pero antes de que me de cuenta veo a Jake en el suelo gritando:
-¡¿Que no ves que estas pisando una hoja, capullo?!- dice a un chico.
Sin querer se me sale una pequeña sonrisa. Llevo esperando ver el rostro de Jake desde ayer, pensando en él, en que hacer, en como recogerme el pelo... Pero al final decidí actuar y ser como realmente soy yo. Impulsiva y visceral.
La verdad es que yo le hubiese dicho lo mismo, ¿no puede evitar pisar la maldita hoja?
Ahora creeréis que soy una borde, una antipática o simplemente gilipollas, pero odio la gente egoísta que no puede pararse a recoger una simple hoja. ¿En que mundo viven? Te miran mal, con cara de asco, te critican, te ponen motes... Pero digo yo, ¿y ellos quien coño son? ¿Que derecho tienen? No entiendo como pueden llegar a ser así. Este tema me supera.
El chico mira mal a Jake y sigue caminando, pisando todas mis hojas. Jake se levanta y se pone delante del chico, él dice:
-¿Que haces, gilipollas?
Jake, inmediatamente contesta:
-Te voy a partir la cara como me llames gilipollas.
El chico con aires de chulo, come un chicle. Entonces, responde:
-No me hagas reír.
Jake le coge por la camisa y lo estampa contra las taquillas. El chico no tiene tiempo para moverse cuando se ve entre la taquilla y el puño de Jake. Entonces, antes de que le pegue, me meto en medio y grito:
-¡¡¡¡Jaaaaaaaaaaaaaake, para!!!!
Le cojo el puño y me cuelo entre los dos chicos. Empujo el cuerpo de Jake hacia atrás y le abrazo. Veo las caras de sorpresa de Rachel y Emily, mientras los brazos de Jake se cierran a mi alrededor. Apoyo mi cabeza contra su pecho. Oigo su corazón latir rápido y unos tacones acercarse.
-Señorita Harrison y ustedes dos, vengan conmigo.
Dos días, dos llamadas de atención. Espero que esta no sea grave, de lo contrario estoy perdida. Jake me coge la mano y me susurra mientras caminamos por los largos pasillos del instituto:
-No te preocupes.
Mi corazón late a mil. Noto el aliento de Jake en mi cabeza. Es más alto que yo.
Llegamos a el despacho. La directora nos pone un castigo a los tres, pero no llama a nuestros padres. Ayudar en las fiestas del colegio ya es suficiente.
Al salir del despacho Jake me dice:
-A las dos te espero en la puerta, tenemos algo pendiente.
Hay algo en su rostro que hace que me lo tome en serio, que vea que hay un cierto sentimiento de él hacia mi.

jueves, 3 de febrero de 2011

Capitulo 3: ¿Comemos juntos?

Vaya día estoy teniendo. Menos mal que no me han puesto ningún parte, si se llegan a enterar mis padres de algo, me matan. En conclusión, no me puedo permitir ningún castigo más, o al menos algún castigo del cual se informe a mis padres porqué sino seré mujer muerta.
La jornada de clases ha concluido y me dirijo al aparcamiento. Saco las llaves de mi mochila, abro el coche y encuentro un papelito en el parabrisas. Lo cojo y veo que esta escrito a mano. Sin prestarle demasiada atención, lo dejo en el asiento del acompañante, junto a mi mochila. Me monto en mi mini speedester. Cierro la puerta. Pongo la música, aún no demasiado fuerte. Saco mi bb de la mochila y envío un mensaje a las chicas que pone: ''q vais a hcer sta trde?''. Después la dejo apoyada en el asiento, abro la capota, mi parte preferida del coche. Me encanta el simple hecho de estar en el coche con la capota abierta y la música puesta.
No tengo ganas de llegar a casa pronto. Aún no he comido, pero eso hoy no importa, no tengo hambre. Se me ocurre una idea. Pongo en marcha el coche y salgo disparada hacia el centro de San Francisco. Subo el volumen de la música. Gozo con este simple echo. Soy muy simple.
Paso por delante del cremallera, por chinatown, un barrio chino, por la pirámide de transamérica, un simple rascacielos...
Llego hasta el muelle de Santa Mónica, un poco lejos. Aparco en una plaza libre y cojo la mochila, la pongo en el maletero. Después cojo las llaves, la bb, el monedero y mi ipod. Demasiadas cosas para llevar en la mano. Voy al maletero y encuentro un bolso. Siempre lo llevo por si no quiero cargar con la mochila. Lo meto todo en el bolso y cierro el coche.
Voy hacia el muelle repleto de tiendas y entro en una de música. Es una de las tiendas más antiguas del muelle, siempre me ha gustado. En casa todos tocan instrumentos. Mi madre el piano, mi padre el saxo, mi hermano mayor la guitarra y mi hermano pequeño la batería. Todos. Yo tocaba el violín, pero por obligación. Odio la música clásica.
Cuando era pequeña me obligaban a asistir a clases, perfeccionar la técnica, tocar en conciertos... Pero llegó un momento en que me cansé de ser la mascota de mi madre y le expliqué que mi futuro no estaba relacionado con la música. A veces, de vez en cuando toco el violín para ella, para que no crea que ha desperdiciado el dinero o algo parecido. Tenía hasta mi propio violín grabado. Bueno, prefiero no recordarlo.
Que no me guste tocar un instrumento no quiere decir que no me guste la música. Ni mucho menos. La música es muy importante para mi, para pensar, para estar en calma conmigo misma... La música es como parte de mi consciencia.
Aquella tienda era muy pequeñita, todavía conserva los muebles de madera donde están todos los CDs. Tienen discos de vinilo, CDs, pósters gigantes de artistas de otras épocas... Doy una vuelta por el paraíso, saludo al viejo Tom, amigo de mi padre y dueño de la tienda y me voy para fuera. Sigo caminando por el muelle, encuentro una nueva tienda de música. Echo un vistazo.
Solamente tienen CDs, reproductores y musicales. No vale la pena, la tienda de Tom es mucho mejor. Salgo a toda prisa de la tienda. Suena mi bb. Un mensaje de Rachel: ''Nico, stoy n csa, n voy a hcr nda. stas n csa? hblams?X''. Respondo: ''Lo siento, stoy en el muelle. kuando llge a csa t llmo, X''.
Sigo caminando para ver si hay alguna tienda de música de pacotilla más, pero nada. Decido ir para casa, hacer los deberes y darme un buen baño. Entonces, mamá me llama:
-Hija, ¿donde estas?- pregunta entre un barullo de gente.
-En el muelle, ya vuelvo para casa.
-Ah, pues date prisa.
-Si si, ya voy hacia allí.
-¿Te importa recoger a tu hermano de béisbol? Tengo trabajo y llegaré tarde.
-¿Y papá no puede?
-No, está en una reunión.
-Vale, ya iré yo- acabo cediendo.
-Dentro de veinte minutos, en el estadio.
-Si si, mamá, ya sé donde está- vaya mierda.
-Besitoooooos- cuelga.
Sigo caminando. Llego hasta el coche. Me monto y arranco rápido. Pongo la música. No me apetece ir a buscar a mi hermano, pero no lo voy a dejar tirado. Soy la hermana mayor.
En casa somos cinco. Mis padres, mi hermano mayor Ryan, mi hermano pequeño Andy y yo. Mi hermano mayor está a punto de mudarse a una casa con sus amigos, a un piso de estudiantes. Va a ir a la universidad de San Diego y tiene que ir a vivir allí. Siempre se le ha dado bien chincharme, somos como el perro y el gato.
Mi pequeño Andy es un aficionado al béisbol y nunca para quieto. Es un torbellino.
Mis padres son como los de todos, protectores, cuidan de ti, bueno, buenos padres. Aunque mi madres es un poco cotilla y mi padre un poco bromista, los quiero tal cual son, aunque odio que se pasen el día trabajando.
Al llegar al estadio, aparco y me asomo al campo. Bajo hasta las gradas y veo que están recogiendo el material. El monitor se acerca a la valla.
-Hola, las clases se han acabado. ¿Viene a buscar a alguien?
-Hola, si, vengo a buscar a Andy. Soy su hermana.
-Ahora vendrán los chicos.
-Me llamo Nicole, encantada.
-Kevin- asiente con la cabeza y pinta una sonrisa en su cara.
Se hace un silencio.
-Perdona, ¿tu no vas al instituto de St Peter?
-Si, por desgracia.
-Yo también voy a él, hago las clases, pero soy un jugador de béisbol del equipo del instituto.
-Pensaba que namás existía el equipo de rugby.
Echamos a reír. Y entonces añado:
-Era broma, hay tantos equipos que me pierdo.
-Normal.
-Mira, por ahí viene Andy.
Aparta la vista y ve a Andy correr hacia nosotros. Saluda con la mano. Llega y dice medio ahogado:
-Hola Katie.
-¡Hola!- me giro y le digo a Kevin- Bueno, ya nos veremos.
-Y tanto. Seguro que te veré por el instituto.
Hago una sonrisa y me despido y Andy y yo nos dirigimos hacia el coche y nos montamos en él. Andy coge un pape, lo lee y dice mientras ríe:
-Nicole, creo que se te ha caído algo.
-Trae- le cojo el papel de las manos y lo leo. ''Ha sido un placer compartir la sauna contigo. Tengo tu número, tus amigas me lo han dado. ¿Comemos juntos, mañana? Jake.''
Tiene una buena caligrafía.
Me pongo a hacer la cena al llegar a casa. Hago un par de tortillas francesas. Mi hermano se la devora mientras ve un programa basura, no presto atención. Solamente puedo pensar en Jake, en su cuerpo, en su nota... ¿De verdad me está pasando a mi?

miércoles, 2 de febrero de 2011

Capitulo 2: Al agua patos.

Hoy no llego tarde. Llevo mi uniforme como siempre y me veo estúpida. Pero peor es el de hacer deporte. Llevo el nombre de mi instituto hasta en los calcetines. Me distraigo mientras camino por el pasillo, pensando en que hoy hay natación. La clase empieza a las ocho y media y son y cuarto. Todas las chicas llegan pronto para cambiarse. En el vestuario están Emily y Rachel. Como siempre se están discutiendo:
-Mira Rachel, solo te pido que me respetes.
-Vale, yo te respeto pero es que soy muy risueña. No lo puedo cambiar.
-Ya lo se que eres risueña, pero hay una cosa que es reír y otra que es mofarse.
-Oye, que en ningún momento me quería mofar de ti, eh.
-Pues lo parece.
-Pues no, Emily. Eres mi mejor amiga. No me mofo de ti, solo que hay comentarios que haces que me hacen gracia.
-Parece que sea una gilipollas.
-No eres gilipollas.
Tengo que intervenir, me meto donde no me llaman pero soy así:
-Chicas, ¿estabais discutiendo lo bien que le queda el bañador al profesor?
Empiezan a reír. Dejan a parte la discusión. Me siento en un banco y me empiezo a desvestir.
-Uh, Emily. ¿Y ese bañador?
-¿Qué le pasa?
-Nada, que es un poco provocativo.
-Es para el novio- digo en plan jocoso, para divertirme.
-Ya empezáis otra vez. Es que no os puedo explicar nada.
Entonces me pongo seria.
-Si claro, seguro que es mejor que confíes tus secretos a otras, ¿verdad?
Entonces seguimos discutiendo. Emily no sabe que contestar. Se hace un silencio.
-Sabes que no son mis mejores amigas, esas lo sois vosotras.
Si algo tiene Emily es que quiere quedar bien con todos, cosa que a mi me haría falta de vez en cuando.
-Bueno, dejemos estar el tema- intento frenar.
-Es que te molesta todo- dice Rachel.
-No es eso, pero es que siempre soy yo de la que os reís- Emily parece preocupada.
-No nos reímos de ti. Para eso está Caroline- interviene Rachel.
Entonces todas reímos, ¿quién es capaz de hacer esos comentarios tan ingeniosos? Nadie, excepto Rachel.
Nos acabamos de cambiar, miramos nuestras bb y las cerramos en nuestras respectivas taquillas.
En la piscina nos espera el profesor de educación física. Es guapísimo. Entonces aparece el grupo de chicos. Hacen piscina en otro carril. Veo a Jake. Nunca me había fijado en él. Tiene unas abdominales definidas. Está moreno. Su espalda es ancha. Tiene un bonito cuerpo.
-Eh, ¡¡¡¡Nicoooooole!!!! Te toca.
-¿Qué?-digo confundida.
-Que te tires a la piscina y hagas crol.
-Ah, lo siento, me he despistado.
Me tiro a la piscina, el agua está helada, aunque me va bien para despertarme. Madre mía. No puedo dejar de pensar en él.
Me molesta el bañador, se me sube. Todas llevamos bañadores parecidos, negros y con el nombre del instituto, para variar. Pero todos son ceñidos. No tengo nada en contra de la ropa ceñida, pero me ta vergüenza llevarla delante de los chicos.
Llego hasta el final de la piscina y salgo por la escalera. Antes de subirla del todo, alguien me tira del pie. Es Jake. Grito del susto, me resbalo y caigo encima de él. Nos hundimos los dos. Oigo un pito debajo del agua. Tengo los ojos cerrados, aunque se que he chocado contra el cuerpo de Jake. He perdido el gorro. Al reaccionar, me impulso hacia la superficie.  Encuentro a Jake con mi gorro en la mano y me dice:
-Nicole, perdona.
-No hace falta que pidas perdón.
El profesor ya estaba allí, ¡maldita sea!
-Fuera de la piscina los dos- dice con tono autoritario.
Los dos obedecemos, salimos y nos sentamos en el muro.
-Se os ha acabado la clase por hoy. Después haremos horas extras, ya veréis que divertido.
-Gracias- le susurro a Jake.
-Ha sido un placer.
-Para mi no lo es.
-Yo que creía que te gustaba.
Me quedo sin palabras.
-¿Que dices? Tu estás mal.
-Ya, claro nena.
-No me hables en tono machista.
-No soy machista, guapa. Es una muletilla. Solo intentaba entablar una conversación.
-Perdone usted.
-Perdonada.
Miro de reojo a Jake. ¿Se está divirtiendo? No entiendo nada. No le conozco y no se como interpretar todo esto.
Al final de la clase, el profesor se acerca hacia nosotros. Y nos dice:
-Chicos, no se que hay entre vosotros. No os puedo permitir que en mis clases hagáis el tonto. Vais a hacer diez piscinas cada uno, después limpiareis el vestuario.
Los dos asentimos.
Me pongo el gorro. Voy hacia el trampolín y hago diez piscinas. Cansada, salgo por las escaleras y veo a Jake estirado en el suelo. Voy hacia él. Tiene los ojos cerrados. Me asusto. Me arrodillo y me acerco a él. Empiezo a gritar, histérica:
-¡¡¡¡¡¡Jake, Jaaaaaaaaaake!!!!!!- Pongo su cabeza en mis piernas.
Abre un ojo y hace una sonrisa. Le empujo.
-Gili..-me tapa la boca.
-No se dicen palabrotas- me susurra al oído con voz tierna.
Rápidamente me coge la mano que tengo suelta. Tiene buenos reflejos, el chaval. Destapa mi boca y marcha corriendo hacia los vestuarios. Le persigo por los pasillos de la piscina. Parecemos dos críos.
-¡Jake! ¡Para ya!
-Atrapame.
Al llegar al vestuario de chicas, Jake es mas rápido que yo y entra.
-Maldita sea, Jake, ¡para ya!
Entro al vestuario, no veo a Jake. Voy hacia mi taquilla y lo veo escondido en una esquina. Me coge del brazo y me acerca a él.
-Me encanta hacerte enfadar.
-Eres un estúpido.
-Tu preciosa.
-Gilipollas.
-¿Namás sabes decir palabrotas? Te voy a tener que lavar la lengua con jabón.
Jake se acacha y me carga como un saco de patatas. Pataleo como una niña, intentando bajar.
-¡¡¡Jake, bájame!!!
-¿O sino qué?
Le doy una patada. Parece que esta vez le he hecho daño, pero sigue caminando. Entra a la sauna. ¿Qué coño hace?
-Te voy a matar.
-Será un placer morir si eres tu quien me mata.
Cierra la sauna y en ella me deja sentada a un lado.
-Mira, aquí las cosas están como en mi cabeza.
Tiene comentarios ingeniosos, no lo voy a negar. Se me escapa la risa. Se sienta a mi lado. Se queda callado. Miro sus ojos claros, hacen contraste con aquel pelo oscuro y su piel morena.
-Así de cerca eres más guapa- me dice bajito.
-Así de cerca eres más imbécil- contesto.
Esboza una sonrisa. Sus dientes son blancos y perfectos.
-Eres odioso. Va, me tengo que ir. Tenemos que recoger los vestuarios.
Al final cede y me deja marchar. Entro en el vestuario de chicas y cierro la puerta para que no me gaste ninguna broma pesada. Vaya tela.
Después de todo, creo que me está empezando a gustar.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Capitulo 1: ¡Imbécil!

-¡Nicoooooole, no te lo voy a repetir, o te levantas o llegarás tarde!- dijo mi madre.
-Si mamá, te he dicho que ya voy- grité desde mi habitación.
Con los ojos aún cerrados me escurrí entre las sabanas y salí de mi cama desorientada. ¿Qué hora era? Miré hacia el reloj mientras mis tripas gritaban y me percaté de que eran las ocho menos diez. Me metí en el baño y de un portazo cerré la puerta. Me aseé y me vestí a toda prisa. Me peiné mi melena como pude. Al salir del baño corrí escaleras a bajo y llegué a la cocina. Todos estaban desayunando, pero a mi no me daba tiempo. Cogí una tostada y volví hacia arriba. En mi habitación me colgué la mochila en la espalda. Cogí una chaqueta y las gafas de sol. Con ello ya puesto busqué el monedero, las llaves, el neceser y mi black-berry. Entonces, como un cohete, salí disparada hacia el garaje mientras chillaba un ''Adiós a todos. No me esperéis para comer, llegaré tarde. ¡Os quiero!''. Me monté en mi mini speedester usado y lo arranqué. Volví a mirar el reloj, las ocho y dos. Llegaría a tiempo después de todo.
Ah, me he olvidado decir a donde iba, ¿verdad? Pues al instituto, St Peter High School of California. Vivo en San Francisco, California. Mi instituto está unos veinte minutos de casa. ¿Algo más? Ah, si. Tengo 16 años. Lo demás no creo que lo queráis saber.
¿Por donde iba? En el coche, llegando a el instituto. Me paré en un semáforo, los odio, los hay por todas partes. Mientras tanto, me dediqué a mirarme en el retrovisor. Saqué mi bb de la mochila y miré a ver si tenia algún mensaje. Una llamada perdida de Rachel y un mensaje de Emily. Ponía: ''HEYA! dnd stas? llgs trde, t sperams en l prta.XO''. El semáforo se puso en verde y salí pitando hacia el instituto. Llegué y dejé el coche en el aparcamiento. Me colgué la mochila al hombro y subí las escaleras del edificio como si me fuese la vida. Allí estaban Emily y Rachel, mis mejores amigas. ¿He comentado que llevamos un ridículo uniforme con falda?
Emily es buena amiga, tiene los ojos de color marrón y verde. Es muy simpática con todo el mundo y siempre queda bien con ellos, de eso las confusiones de la mayoría de los chicos. Podría decir que muchos chicos se fijan en ella, aunque ella no se percate nunca.
Rachel es diferente. Es muy risueña, todo se lo toma con humor. Es la mejor terapia para cuando estas deprimida. Rachel es diferente de Emily, por eso siempre discuten.
Yo soy diferente, más bien, rara. Siempre me han gustado los demonios, el anarquismo y barbaridades varias. Tengo un concepto de la muerte muy sano, aunque mis amigas no lo entienden. Aún así, siendo un poco especial, creo que me aceptan tal y como soy. Soy desconformista y cabezota y a veces un poco borde. Soy reservada, odio que la gente sepa de mi vida, ¿qué les importa? Que cotilleen sobre otros. Creo que las únicas en las que confío son en mis amigas, si ellas me traicionasen me harían mucho daño.
Dejamos los libros en la taquilla, cogí únicamente los de la primera hora. Las tres entremos en clase. Siempre nos sentamos juntas, y hoy también. Nos dirigimos hacia el final de la clase. Emily y Rachel se sentaron en los traseros y yo en el de delante de ellas. Siempre estaba sola en aquella clase, aunque nos tirábamos notas.
Las primeras clases fueron rápidas. Entonces llegó el desayuno. Cogí mi monedero y fui hacia la maquina del pasillo. Emily y Rachel estaban en sus respectivas taquillas cogiendo su desayuno. Abrí el monedero, cogí una moneda y la fui a meter en la maquina pero se me cayó al suelo. Me agaché pero ya no estaba. La había cogido un chico, moreno de ojos claros, fuerte, guapo.
-¿Qué coño haces?- le grité.
-Ten, tu moneda-dijo con voz masculina.
Se la arranqué de las manos y me giré.
-Eh, se dice gracias.
-De nada.
Se acercó a mi espalda y me giré. Entonces su rostro estaba a escasos centímetros del mio. Olía muy bien.
-No me tomes el pelo, mm..
-Nicole.
-Nicole.
-No te lo tomaré cuando no parezcas un acosador, ...
-Jake.
-Jake- dije con un aire de chuleta.
Se apartó de mi y se fue. Me giré a la maquina, inserté la moneda y saqué un zumo de frutas.
Fui hacia mis amigas. Emily tenia una amplia sonrisa en su cara. Rachel reía.
-¿Ya has encontrado un lío?-preguntó Emily.
-No es ningún lío, es un imbécil.
-Uuuuhhh! Te ha gustado, eh-dijo Rachel.
-¡He dicho que no!-dije enfadada.
-Pues era guapo-dijo Emily.
Le eché una mala mirada. Ella podía conseguir al hombre que quisiera. Le pegaba el típico quarterback buenorro.
Empezaron a reír. Las dejé atrás y fui hacia la mesa. Se sentaron Rachel y Emily conmigo.
-Vale, pero Nicole, no lo niegues. Es guapo.
Lo vi a lo lejos, con la corbata mal puesta y la camisa por fuera, con sus amigos, riendo. Entonces levantó una mano y me saludó. Aparté la mirada de allí.
Emily había visto el saludo.
-¿Guapo solo?
-Eh, Emily, no te pases- dije.
Emily reía.
-¿Qué te ha dicho para que lo odies tanto?- dijo Rachel.
-Vacilarme.
-No lo niegues, te pone- dijo Emily.
-¿Qué? ¿Que me pone un niñato guapísimo que va de malo?
Empezamos a reír a la vez.
-Vale chicas, es guapo, me atrae físicamente, pero es gilipollas.
Sonó el timbre y volvimos a las clases.
El día fue muy largo. A la salida del instituto fuimos a comer a un restaurante las tres juntas. Después nos fuimos a casa. Aquella tarde me dediqué a hacer deberes, estudiar, recoger mi habitación...
Estaba muy cansada.